Verano, calor, playa, ejercicio… y lesiones. No nos libramos de ellas tampoco en esta época del año. Te hablamos de las más frecuentes y de cómo prevenirlas.
Las lesiones deportivas aumentan en el periodo estival, siendo las principales causas:
- Largos periodos de inactividad deportiva durante el año.
- Entrenamiento inadecuado y falta de técnica.
- Utilización de material incorrecto para la práctica deportiva.
Los accidentes más comunes en verano se suelen originar lesiones en las extremidades derivadas de un accidente o de una mala postura durante el ejercicio físico. Esto puede hacer que tengas que guardar reposo y cuidar la zona afectada, lo que te restara un tiempo muy valioso para dedicar a otras actividades.
Este tipo de lesiones normalmente están causadas por la falta de preparación física. Esta inexperiencia inconsciente por la mayoría de personas que se aventuran a practicar o participar en competiciones para los que sus cuerpos no están preparados hacen que se originen lesiones de determinada gravedad, y además del dolor físico les produce una frustración que puede afectar al estado de ánimo y sus relaciones con el entorno.
Las lesiones con que nos encontramos en nuestro centro a la hora de hacer tratamientos de fisioterapia en Almería son:
Una de las lesiones más habituales en verano es el llamado “latigazo cervical”. Se produce, sobre todo, en pequeños accidentes de tráfico, cuando hay una colisión por detrás: en este tipo de impacto, el cinturón frena el cuerpo, pero el cuello se desplaza hacia delante. Es fundamental, para evitarlo, respetar la distancia de seguridad entre coche y coche, utilizar el cinturón y llevar el reposacabezas de manera que la parte superior del mismo coincida con la parte superior de nuestra cabeza.
Lanzarnos a la piscina o tirarnos al agua en la playa de manera brusca está detrás de muchas de las lesiones de cuello y espalda que se suelen producir en verano. No hay que tirarse de manera brusca e irresponsable y es necesario conocer siempre la profundidad que hay antes de tirarnos de cabeza. No debemos olvidar que un acto de este tipo, en principio sin importancia, puede traer serias lesiones en la columna vertebral.
Esguinces y torceduras
En verano la práctica deportiva al aire libre aumenta, y con ello se incrementan las consultas en urgencias de traumatología por golpes y lesiones, siendo los esguinces y torceduras las lesiones más frecuentes, al igual que los traumatismos en los dedos de los pies, sobre todo se da en la práctica deportiva descalzos de deportes de impacto en la playa como fútbol, voleibol o palas.
DECÁLOGO PARA LA PREVENCIÓN DE LAS LESIONES DEPORTIVAS
- Actividad física progresiva. El deporte estival debe programarse de forma escalonada y progresiva. Hay que evitar hacer en pocos días lo que no se ha hecho en todo el año. El sobreesfuerzo sin preparación física genera lesiones por sobrecarga muscular y articular.
- Calentamiento antes de iniciar cualquier práctica deportiva. Dedicar unos 15 minutos al calentamiento de nuestro sistema osteomuscular nos permitirá que nuestros músculos, ligamentos y articulaciones estén preparados para el esfuerzo de la práctica deportiva.
- Finalización progresiva de la actividad física y estiramientos. Permite una redistribución de la sangre en el cuerpo y una relajación de las fibras musculares sometidas a una tensión y contracción intensa durante la práctica deportiva. Si realizas estiramientos correctos reducirás el cansancio muscular, favorecerás la movilidad articular y la resistencia muscular.
- Equipamiento adecuado. Muchas de las lesiones se producen por una falta de material deportivo adecuado, es imprescindible llevar el calzado corecto en función de la actividad a realizar, no es lo mismo unas botas para hacer senderismo que unas zapatillas para hacer “running”. El calzado inadecuado genera múltiples lesiones en los pies y en miembros inferiores (tobillo, rodillas, caderas). La ropa adecuada nos hará más confortable nuestra actividad, facilitará una transpiración correcta y evitará rozaduras y erosiones en la piel.
- Protecciones. Cada deporte es subsidiario de medidas de protección adecuadas y deben ser obligatorias para el deportista como cascos, guantes, coderas, rodilleras, espinilleras. Su utilización en caso de caídas minimizará las lesiones. La protección solar es fundamental para evitar lesiones en la piel si se van hacer actividades con exposición solar.
- Hidratación. En nuestro entorno las temperaturas son muy elevadas. El calor y el esfuerzo provoca sudoración intensa con pérdida de agua y electrolitos que hay que ir reponiendo de forma continua.
- Evitar los deporte en horas extremas de calor. Evitaremos deshidrataciones severas y cuadros sincopales o golpes de calor que pueden tener consecuencias graves.
- Enfriar las articulaciones. La crioterapia o utilización del frío en las articulaciones tiene efectos beneficiosos en nuestras articulaciones y músculos por su efecto vasoconstrictor, analgésica y antiinflamatorio.
- Establecer programaciones de la actividad. El deporte después de un periodo de inactividad requiere una práctica moderada y progresiva, incrementando las exigencias en función de la progresión del deportista. Los periodos de descanso son imprescindibles. Si se van hacer deportes de alta demanda o esfuerzo es imprescindible realizarse revisiones médicas con pruebas de esfuerzos antes de iniciar cualquier programa deportivo estival.
- Correcta alimentación. En ocasiones la actividad física estival se asocia con dietas hipocalóricas para adelgazamientos. El desequilibrio entre actividad física y alimentación, puede generar desequilibrios metabólicos con consecuencias patológicas. Es fundamental el aporte adecuado de nutrientes para estar en condiciones óptimas para la práctica deportiva.